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domingo, 23 de noviembre de 2014

Hoy nueva ruta!!!, a la Sierra de Huetor desde Huetor Santillan




 Este domingo teníamos una idea de ruta pero al final nos decidimos por una desconocida opción. Hace algunas semanas subimos a unas espectaculares trincheras de la Guerra Civil, que miran a Huetor Santillan (en esta sierra hay muchas...) y al otro lado, en unos montes que hay sobre el municipio, vimos un senderillo que recorria los montes en dirección La Cañada, que nos llamó la atención, y que nunca habíamos hecho los que hoy pedaleamos, y pensamos en ir a conocerlos un día de estos. Por unos motivos u otros los compis que habitualmente vienen no nos acompañan, estamos Gilo y yo (Algecireño), y pensamos que hoy podía ser ese día, así que metimos las burricletas en la furgoneta que un colega le ha dejado a Gilo, y tiramos hacia Huetor a las nueve y média. Mis sensaciones hoy son distintas a las habituales. Ir sin track al campo y a lo desconocido hace muuuucho que no lo hago, y tiene sus riesgos, pero mientras esperaba a Gilo, apareció Edu (él solo podía hacer hoy una horita de pedales) a saludarnos en donde habíamos quedado, y me contó cómo es la zona, él la ha pateado corriendo. Eso me sirvió para hacerme una idea, pero lo que me encontré fue muuuucho mejor de lo que me imaginé.

 Nada más empezar la pendiente es endemoniada, y no exagero chicos, hay que apretar riñones de lo lindo desde el metro 0. El terreno está espectacular, algo blandito y la temperatura es perfecta para ir con tu manguita larga. He metido en la mochila un chubasquero porsiaka, el tiempo está raro estos días. Empezamos a pedalear y no tardamos mucho en encontrarnos con runners. Subían  a pasitos cortos, así que imaginaros la pendiente. Llegó un momento en que era insufrible ir sobre la burricleta y decidimos apearnos e ir junto a ella jajaja. Un poco antes de coronar nos encontramos otro grupo de runners a los que Gilo conocía...qué raro verdad...y no serán los únicos hoy.






Tras un paroncete nos volvimos a montar sobre las burricletas y disfrutar de la dificultades del sendero. Había rocas y trankos que superar en los que hubo que darlo todo todo todo jajaja. Despues de esto, llegamos a una difurcación en la que nos encontramos un pelotón de bikers. Gilo saludó a uno de ellos y que resultó ser el dueño de Nevada Bike, y además reconoció a un excorredor profesional, y que al parecer corrió el Tour, llamado Manolo Calvente. Eran todos de 29´´ y rígidas, os hacéis una idea no? Tras unos minutillos de charla les dejamos salir, pero en seguida salimos nosotros. 

Lo que viene ahora es de vértigo, es un senderito muy estrecho de arena y roquitas, acotado por pino joven y muy bajo, con una ramas antipatikillas que te castigan los brazos y empujan palbarranko...pero es un 90% ciclable. Lástima no haber hecho una fotillo aquí porque os habría dado una pista...Parte de este sendero hubo que hacerlo con paradillas, un autobús de guiris aparcó por algún sitio no muy lejano y hubo que ir haciendonos sitio los unos a los otros. Terminamos esta parte y comenzamos a dar pedales por una pista. Esta es un subeybaja por el que nos cruzamos con bastante gente buscando setas.

Terminada la pista buscamos La Cañada del Sereno, pero antes paramos a comer algo mientras nos colocábamos las protecciones. Este sendero es de sobra conocido por nosotros y por eso le metemos gasolina al cuerpo y lo protegemos. Comenzamos a pedalear y lo hacemos muy despacito, como queriendo disfrutar mucho mucho el ascenso. En invierno es complicado poderlo hacer ya que es todo roca, y en cuanto caen dos gotas es peligrosísimo o no apto ni siquiera para estos intrépidos muchachotes jajaja.



Es un gustazo de sendero si te gustan las rocas, te va pidiendo cada vez más y más. Parece diseñado para ir cogiendo el ritmo poco a poco; los trankos se van complicando a medida que vas recorriendo los casi 3km que tiene esta última parte de la ruta. Hay zonas que están orientadas al sur y la roca está seca pero otras no y la rueda pierde tracción y nos obliga más. En un momento dado y justo antes de meterle mano al último de los trankones hemos de parar ya que unos bikers están bajándolo, unos a pié y otros andando... 


 
Y le metimos mano como podéis ver en las fotillos. Poco después llegamos al final y paramos para disfrutar. Por esta zona también había senderistas pero no de los que buscan setas, ya que por esta parte es improbable encontrarlas.


Una vez comimos algo, y tras inmortalizar el momento hicimos lo que nuuuuuuca hemos hecho, al menos yo, que es bajar El Sereno. Nos arreglamos los ropajes, bajamos las tijas, abrimos las suspensiones y comenzamos a bajar. Si subir es espectacular, bajar está genial aunque es menos exigente; es muy divertido, notas cómo las ruedas, la suspension y la horquilla trabajan a destajo dándote ese plus de seguridad que requiere bajar por este irregular terreno lleno de duras y afiladas piedras, pero se acaba demasiado pronto, no es lo mismo subir que bajar jajaja, y llegamos al comienzo del sendero y nos encontramos con senderistas que han recogido kilos y kilos de setas de la variedad níscalos creo.










 La vuelta al coche la hacemos por el mismo camino que la ida y disfrutamos muuuuucho más que la ida, ya que es todo de bajada, y la zona del principio que tanto nos costó subir la hicimos  en un plis plas, derrapando en las curvillas ya que el terreno como os conté al principio está blandito. Cargamos las máquinas en la furgo y volvimos pero esta vez por Beas, Quentar, Dudar y Granada. Parada obligada en nuestro bareto favorito y pakasa.






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